Eso, no era novedad para mi, lo que me llamó la atención fue una consola Yamaha LS19-32 que recientemente había adquirido el dueño del sistema de sonido. Dicha consola es totalmente digital, supuestamente dicha equipamiento es intuitivo y fácil de manejar, pero sus funciones son muy potentes, puesto que todas las entradas pueden ser ruteadas a cualquier salida, pudiendo ofrecer varias mezclas de monitor, mezcla principal, o salidas para sidefill, varios ecualizadores, efectos, opciones de procesamiento dinámico, etc. En fin, es una maravilla tecnológica con muy buen sonido y prestaciones.
El problema es que aquí en Ecuador la gente no se preocupa en leer manuales, instructivos o literatura que acompaña a un equipo nuevo al comprarlo. El hecho es que el tipo encargado de usar la consola no daba pie con bola, mientras un solista cantaba se eliminó completamente el monitor, situación que hizo que el cantante se baje completamente contrariado del escenario.
Los artistas que debían actuar inmediatamente estaban preocupados, pues no había monitoreo, y me dirigí hasta la consola con el pianista del grupo para saber que pasaba, y allí me di cuenta que el encargado del sonido no sabía donde estaba parado, movía una perilla, otra, giraba la rueda de datos, movía el cursor, y nada... Con santa paciencia optamos por esperar, pero el show se paralizó durante media hora aproximadamente. Hasta que por fin se logró reestablecer el monitoreo y se pudo dar la actuación.
Me pregunto, ¿Es demasiada tecnología? No es difícil manejar una de esas consolas, pero ¿se justifica gastar más de 11.000 dólares (ese es el precio de la LS9) por algo que no se puede usar adecuadamente por falta de leer un manual o de conocimientos de inglés? Es como tener un Ferrari para solo ir a la esquina.